El taller de rotoscopía análoga se realizó en tres ciudades (Castro, Valparaíso y Arica) con la participación de niñxs de educación básica de distintos colegios. La propuesta buscó explorar la animación desde lo manual y lo colectivo, generando un espacio de encuentro entre la infancia y la adultez a través de la imagen en movimiento.
Durante los talleres, lxs participantes intervinieron imágenes de adultos mayores tomadas de bancos de imágenes, resignificándolas desde la mirada y el gesto de la infancia. Estas fueron transformadas mediante el uso de materiales escolares: témperas, glitter, stickers, lentejuelas, lápices de colores y papeles. Cada intervención se convirtió en una reinterpretación afectiva y lúdica de la adultez, donde los gestos y rostros de personas mayores se mezclaron con la energía y el imaginario propio de la niñez.
El sonido fue creado por lxs mismxs niñxs, utilizando los objetos y materiales que sonaban en el propio espacio del taller. A partir de esas exploraciones y de historias inventadas colectivamente a través de un juego de cadáver exquisito, surgieron composiciones sonoras que acompañan las animaciones y trajeron al resultado final la huella del proceso de experimentación.
En la obra, dos tiempos de la vida se encuentran: la infancia y la adultez se tocan en un mismo gesto, entre la calma y el juego. El tiempo no es una línea.
